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É a escola a única instância educadora na sociedade contemporânea? É legítimo impor a toda a sociedade um único modelo educacional? Em pleno século XXI, é impossível pensar alternativas sérias ao modelo escolar? O que estão fazendo aqueles que tiveram a coragem de educar seus filhos fora da escola? Como pensar e implementar um processo sustentável de educação fora da escola?

Estas e muitas outras perguntas tem neste blog um espaço para construir respostas. Educar os filhos na sociedade do conhecimento é um desafio que supera de longe o modelo escolar...é urgente dedicar-nos coletivamente a consolidar essas alternativas.

segunda-feira, 14 de janeiro de 2013

Certificación para homeschoolers y unschoolers en el Brasil




 La práctica del homeschooling o educación domiciliar, es una realidad en muchos países del mundo. También en el Brasil. Sin embargo, mientras que en algunos países ya existe una legislación pertinente para esa práctica, en el Brasil, aún persiste un vacío en la legislación al respecto. Así, se mantiene la ambigüedad sobre diversas cuestiones importantes, tales como: la legitimidad de la familia para educar a sus hijos, el currículo, la forma de evaluación y, claro, sobre la forma de conseguir certificar los estudios realizados durante las prácticas del homeschooling o el unschooling.  En este artículo, nos ocupamos de este último tópico: cómo se las arreglan las familias brasileñas para poder certificar el proceso y el nivel educacional de sus chicos cuando han sido educados fuera de las instituciones regulares?.





Por lo menos se presentan tres situaciones: 1. Cuando la familia que retiró su hijo(a) de la escuela, decide o necesita volver a matricularlo(a) en una institución regular para dar continuidad a su proceso educacional, lo que puede ocurrir en cualquier momento de la llamada educación fundamental y secundaria. 2. Cuando el chico(a) decide que quiere ingresar a la Universidad para realizar sus estudios superiores. 3. Cuando el chico  necesita demostrar su nivel escolar para disputar un empleo.

En el Brasil el proceso de universalización de la escolarización se viene realizando desde la promulgación de la Constitución de 1988. La obligatoriedad de la escuela como ámbito para la educación de la infancia y la adolescencia ha sido el elemento central de ese proceso. De tal manera, se entiende que solamente las instituciones escolares, públicas o privadas, debidamente regularizadas por el Ministerio de la Educación están autorizadas a emitir documentos que certifiquen  el proceso y el nivel educacional de cada estudiante.

Así, teóricamente, todos los niños y niñas a partir de los siete años de edad, según el Estatuto de la Infancia y la Adolescencia, deberían estar matriculados(as) en una institución regular.  Se esperaba que, por lo menos, todos los chicos  y chicas entre los siete y los 15 años de edad estuvieran matriculados en una escuela, cursando el llamado ciclo fundamental, compuesto por nueve series o años lectivos. En la actualidad, este contexto se viene ampliando. Los nuevos reglamentos hacen obligatorio también el llamado ciclo medio (secundario), compuesto de tres series o años lectivos, con los cuales el estudiante habrá concluido su formación escolar. 




Para poder ingresar a la Universidad, en la cual podrá cursar su educación superior, aún es obligatoria la presentación de un examen aplicado por el Ministerio de la Educación a todos los estudiantes que están concluyendo el último año del ciclo de educación secundaria. Se trata del ENEM, o “Exâmem Nacional de Ensino Médio”. Si el estudiante alcanza una puntuación mínima podrá realizar su inscripción para los exámenes exigidos por cada universidad. Dependiendo de su desempeño en el ENEM, podrá optar por cursos como medicina  o derecho que están entre los más disputados. Aún así, el examen de ingreso a la Universidad, el llamado Vestibular, hace parte de los requisitos y es independiente del ENEM.

La política pública educacional del Brasil se viene refinando para conseguir matricular y mantener dentro del sistema a toda la población en edad escolar. Sin embargo, en el Brasil persisten condiciones sociales, económicas y culturales que hacen que millones de niños(as) y adolescentes, o permanezcan fuera de la escuela o se vean excluidos del sistema escolar. La situación actual puede resumirse en cinco escenarios: a. La persistencia de una disparidad en la escolarización entre ricos y pobres; b. La existencia de una fuerte disparidad entre la escolarización en áreas rurales y urbanas; c. Baja escolaridad de la población adulta (tres a cinco años en promedio) y presencia de analfabetismo y analfabetismo funcional d. Aumento del número total de niños(as) de hasta 14 años  matriculados; d. Aumento gradual de la deserción escolar en la medida en que avanza la edad, lo cual, hace que más de 2.5 millones de adolescentes (14 a 17 años) estén fuera de la escuela. f. Alta incidencia de reprobación escolar, repetición de años escolares y de la disparidad año-serie.

Como corregir esos elementos que se configuran como disfuncionalidades del sistema escolar?

Fueron creados algunos dispositivos para evitar las consecuencias negativas inherentes a esos escenarios:


Un dispositivo de carácter macro viene siendo el programa de Educación de Jóvenes e Adultos –EJA. Su objetivo es facilitar el acceso a la escolarización a mayores de 18 años que, localizados en alguno de los cinco escenarios citados arriba, se encuentren en una situación de desventaja socio-económica por falta de escolarización.  Así, cualquier persona mayor de 18 años puede aprovechar las más diversas ofertas de cursos, llamados de supletivos, a través de los cuales puede, en cualquier época, completar su proceso de escolarización. Existen cursos supletivos de iniciativa pública y privada, vinculados a las más diversas instituciones, entre ellas de carácter religioso y empresarial.

En el Brasil eso viene significando, dadas las dimensiones de la demanda, una verdadera industria de cursos supletivos en todas las regiones del país y especialmente concentrados en las grandes capitales. En general, los supletivos son cursos de corta duración y poca exigencia. Un candidato puede terminar en un año el ciclo fundamental (que en el sistema regular es de nueve años) y en otro, el ciclo secundario ( de tres años en el modelo regular). Y dependiendo de la oferta eso puede significar la presentación de apenas un examen o grupo de exámenes, lo que significa menos tiempo aún. El compromiso con la calidad del aprendizaje es prácticamente nulo. Esas condiciones le garantizan poca o ninguna credibilidad a los supletivos. Sin embargo, los documentos que esas instituciones emiten son válidos frente a otras instituciones, sean estas las universidades o las empresas. Es decir, con un certificado de un curso supletivo, un estudiante puede presentar los exámenes de admisión a la universidad o negociar empleos y salarios correspondientes a quien terminó su secundaria. El problema en estos casos no es la validad del documento mas la credibilidad del mismo. El candidato podrá inscribirse, competir por un empleo, pero tendrá pocas posibilidades frente a candidatos provenientes del sistema regular.


Millones de personas utilizan el recurso del supletivo para regularizar su situación escolar en el Brasil. No apenas los pobres, en áreas periféricas. Especialmente, adolescentes de clase media provenientes de escuelas privadas que reprobaron y que no quieren la consecuencia natural de tener que repetir de nuevo el año escolar. O por que es muy caro, o porque es definitivamente aburrido. 

Con la emergencia del homescholing/unschooling en el Brasil y frente a la ausencia de leyes que reglamenten ese modelo educacional, las familias normalmente pueden hacer uso del sistema de cursos y exámenes supletivos.  Sin embargo, pocas familias se sienten seguras con esa posibilidad. O porque entienden que los supletivos en general no representan una via interesante de evaluación del proceso vivido por un estudiante fuera de la escuela, ni tienen condiciones pedagógicas para eso, o por falta de información. Muchos no saben si es posible y realmente válido. En ambos casos es evidente que la falta de credibilidad del modelo de supletivos es bajísima e indeseable.

Sin embargo, es la única vía actualmente válida para regularizar la situación escolar en los casos en que la familia entiende que su hijo debe tener un documento que certifique la conclusión de la educación primaria y/o secundaria y que ese documento lo faculte para ingresar a la universidad.

El supletivo es el camino efectivo para los casos específicos en que el estudiante está transitando entre el homeschooling/unschooling y el sistema regular y no quiere ser  localizado en una serie o curso de niños con edad inferior a la suya. Esto ocurre comúnmente cuando la familia se presenta en la escuela sin los debidos certificados. La escuela define unilateralmente en cual serie/curso matriculará al estudiante, considerando que, si no estaba en la escuela, entonces, inevitablemente, está “atrasado” a respecto de los niños de su edad.

Puede cumplir otra función: un homeschooler/unschooler y su familia pueden sentirse mas “seguros” al hacer los exámenes supletivos año a año, y así acumular certificados por curso. De esta manera tienen “la sensación” típica de todo estudiante del sistema regular de estar amparados por un documento que da un testimonio formal y genera una situación legal. Y nada más, puesto que en nada un supletivo refleja el proceso de aprendizaje de un homeschooler/unschooler.

Para el transito hacia la educación superior tener un certificado de supletivo no es suficiente. Será necesario haber presentado el Examen Nacional de Educación Secundaria, el ENEM.  Esta prueba, organizada por el Ministerio de la Educación, adquirió características especiales en la legislación del 2012. Tales características facilitan bastante la vida de quien hace homeschooling o unschooling.

Según la PORTARIA NORMATIVA N 10, DE 23 DE MAYO DE 2012, que dispone sobre la certificación de conclusión del nivel secundario con base en el “Exâmen Nacional de Educação Média” – ENEM, para todo  mayor de edad  (18 años o más) que no haya concluido la secundaria en edad apropiada y que se encuentra fuera del sistema escolar regular. El artículo 3 de la norma  explicita que el ENEM no presupone la frecuencia en escuela pública.  Siempre que el examinado alcance las puntuaciones mínimas exigidas, será considerado apto para poder competir por un lugar en la Universidad.


Con todo, ni el sistema de supletivos ni el ENEM, se muestran modelos interesantes para evaluar un homeschooler/unschooler en su proceso y nivel de aprendizaje. Resuelven una cuestión práctica: como evitar que puertas se cierren por la falta de documentos de certificación. Pero dejan por fuera la riqueza de los procesos y alcances de lo vivido durante el proceso de aprendizaje fuera de las instituciones regulares.



Será necesario aún desarrollar modelos de evaluación y certificación que respondan con coherencia y consistencia a la experiencia de la educación fuera de las instituciones tradicionales. Para tanto, hay que comenzar por una cuestión de fondo: cual evaluación aplicar a  un proceso de aprendizaje fundado en principios, prácticas y procesos tan específicos  como los que aparecen en el homeschooling y que se diferencian en tantos elementos fundamentales del modelo escolar de educación? Lamentablemente los proyectos de ley en transito no toman en cuenta las diferencias fundamentales entre los paradigmas  y eso puede generar grandes dificultades al legalizar la posibilidad del homeschooling manteniéndolo supeditado al modelo de evaluación típico del modelo escolar. Como si fueran la misma cosa!!! Nada mas incoherente y peligroso.

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